Me incliné hacia abajo clavando la mirada en él de la misma forma en la que miras una estrella lejana, inalcanzable. Elevó los párpados y vio a través de mí. Sus ojos estaban llenos de amor. Me quedé observándolo como una idiota. Entonces se me dilataron las pupilas, se me secó la boca, sentí un hormigueo en la punta de los dedos del pie y salí corriendo a la calle. Grité tanto que todos los cristales de las casas cercanas estallaron en llanto. En ese momento sentí que todo había muerto a mi alrededor, que yo misma estaba muerta y que todo cuanto sucede es un sueño absurdo en la mente de otra persona.
Me deja confusa sentir que respiro.
Me deja confusa sentir que respiro.