Hay ciertos gestos en él que poseen en sí mismos una naturaleza atávica, derivada de esa sensación de lo ya conocido. Hay también un espejo de dos silencios:ojos y labios, olores y notas musicales. El corpóreo tiene nombre de piedra entre los dedos. Desprende un calor táctil. El otro se eleva frente a la sombra y alberga un azar inoportuno.