sábado, 19 de abril de 2008

Is this desire?

Ayer, a altas horas de la mañana, conocí a una mujer con un deseo incontenible de vivir. El deseo se acentuaba cada vez que salía por la noche: la gente, los bares, la música, el humo, el calor . Todo eso la acicateaba. Cuando escuchaba a PJ Harvey se estremecía entera. Era una mujer bella en plena juventud. Y le aparecía el deseo cuando olía el aire de la noche.

Ocurrió un día (así me lo contó) que la persona a la que más quería desapareció al ponerse el sol. Entonces su deseo incrementó de forma extenuante. Empezó a preocuparse y finalmente tuvo el valor necesario para ir al médico. Cuándo éste le preguntó qué le pasaba ella dijo avergonzada:
-¿Cómo se atenúa esto?
-¿Se atenúa el qué, señorita?
-Pues esta cosa que tengo dentro.
-¿Qué cosa?
-La cosa, repitió. El deseo de placer.
-Mucho me temo que eso no se atenúa nunca.
Ella le miró atónita.
-¡Pero es que yo no puedo dejar de pensar en otra cosa! ¿No se da cuenta?
-No tiene importancia señorita. Eso le pasará hasta que se muera.
-Pero... ¿No me entiende? Esto es peor que estar en el infierno.
-Así es la vida señorita Moon.
¿Eso era la vida? ¿Ese sol tiñendo los árboles de rojo? ¿Ese fuego inextinguible? ¿Esa traición continua?
-Dígame ¿Qué hago yo ahora doctor? Ya no me queda nadie...
El médico la miró con compasión.
-No creo que exista ningún remedio. Conténgase.
Salio de la consulta del doctor con una tristeza indescifrable. Esa misma noche se ayudó a sí misma y se satisfizo. Maniquí desnudo entre estrellas mudas.

Después lloré mucho-me dijo mientras apuraba su whisky-porque supe que ya sólo podría utilizar ese método. Que nunca más habría calor humano dentro de mí. Que así es la vida hasta que llega la iluminación de la muerte.

The betrayal of images

The betrayal of images
no te fies de lo que veas, de lo que oigas, de lo que sientas...